jueves, 22 de julio de 2010

La historia de un manto.


Hace pocas fechas, tertuliando con un buen amigo mío de Marmolejo, comentábamos con gran ilusión el hecho de que a la Santísima Virgen de la Cabeza se la vistiera nuevamente y tras muchos años sin hacerlo con un manto que en su día su Majestad Isabel II, Reina de España ofrendase a la Reina de Sierra Morena.

Cual fue mi sorpresa, que hace unos días de nada, ésta persona me comentó con gran alegría que efectivamente, a la Virgen se le había colocado dicho manto, una reliquia que fue regalada en 1862 para mayor gloria de la Patrona de Andújar y de la Diócesis de Jaén.

Extrayendo algunas partes muy interesantes de sendas actas, las cuales vienen detalladamente redactadas en el libro que Fray Arturo Curiel, monje trinitario y rector del Santuario de Nuestra Sra desde mediados de la década de los cincuenta hasta 1961, las cuales fueran transcritas a dicha obra para su posterior conocimiento por parte de todos los devotos, me dispongo a disertar sobre la historia de éste manto glorioso, que conforma con su ya sola presencia, un antiquísimo testimonio de amor, que una augusta persona, tributó en su momento a la Madre de Dios.

Siendo D. Antonio Morales, Hermano Mayor de ésta Real Cofradía se dispuso con fecha de 25 de Agosto de 1862, a celebrar cabildo o como hoy conocemos, “reunión de Junta” para tratar todo lo concerniente a la traída de la imagen de Nuestra Sra de la Cabeza hasta la Ciudad de Andújar con motivo de la próxima visita que S.S.M.M los Reyes de España e infantes iban a realizar a la ciudad, siendo ésta de Andújar una etapa más en el recorrido que la Reina de España hizo por las Andalucías.

Tras las oportunas licencias, dirigidas al Excelentísimo Obispo de la Diócesis de Jaén, así como al Ayuntamiento de la Ciudad, dando cuenta de todo lo que se pretendía para agasajar a tan ilustres personajes el día primero de Septiembre de dicho año y por el hermano mayor, se presentó la oportuna licencia autorizando cuántos actos se disponían a celebrar para recibir con la mayor de las solemnidades a la familia Real.

El día doce de septiembre la imagen de la Santísima Virgen de la Cabeza fue descendida desde su Santuario hasta la ciudad como era costumbre en veces pasadas. Según un acta fechada el día cinco de Septiembre se tenía previsto por la autoridad local que la imagen de la Señora entrara triunfalmente en la ciudad sobre las seis de la tarde, cosa que por lo que se desprende más abajo, se adelantó felizmente.

Transcribo literalmente un párrafo de lo que fue la entrada:

“ A las cinco de la tarde del día siguiente, doce de Septiembre, se presentaron en la citada ermita de San Amancio, poco antes de llegar a Andujar y situada en los comienzos del viejo camino de Herradura, la Real Cofradía de la Ciudad, la de Colomera, la de Alcalá la Real, la de Jaén, la de Martos, la de Rute, la de Torredonjimeno, la de Torredelcampo, la de Arjonilla, y en unión de la de Puertollano, que venía haciendo camino desde el Santuario, se ordenó la procesión hasta el sitio de la Victoria Vieja, donde se encontraban las autoridades eclesiásticas, Civiles, y Militares, incluso la Plana Mayor de Música del Regimiento de Cazadores de Barcelona, el Clero con sus cruces parroquiales, todas las cofradías de la ciudad y la mayor parte de los vecinos, donde fue abierta la urna por el Sr. Arcipreste y expuesta a la veneración la sagrada imagen de Nuestra Sra, continuando después en medio de las aclamaciones más afectuosas, las músicas de esta ciudad y las del citado batallón, con salvas (costumbre de saludar con escopetas, hoy perdida, el paso de la Virgen), hasta la iglesia de Santa María, donde fue depositada.

Comentar que la familia Real esperaba en Santa María en donde quedó depositada la imagen de la Señora en devota veneración. El día trece, en Santa María la familia Real asistió a una solemne misa oficiada por el Obispo de Jaén. Al siguiente día, catorce de Septiembre volvió a suceder lo mismo pero al finalizar transcribo literalmente: “Una vez finalizada, (la Misa), la Reina y el Príncipe tocaron la sagrada imagen con gran devoción, ofrendando un vestido para Nuestra Sra”.

“A petición del Ayuntamiento, la Cofradía, y demás vecinos de la ciudad, el Sr. Arcipreste solicitó del Sr. Obispo que permaneciese la sagrada imagen hasta el regreso de S.S.M.M, concediéndolo benignamente.

En ese tiempo la Virgen estuvo en la ciudad hasta la vuelta de la Reina y su familia, acaecida el once de Octubre, siendo la Virgen honrada con dos novenarios. El mismo once de Octubre la Cofradía y demás autoridades le ofrecen simbólicamente a la Reina el cetro de Hermana Mayor Perpetua, diciendo literalmente Doña Isabel II al acoger dicha pretensión de la Cofradía, “lo acepto muy gustosa”.

“El señor, Fernando de Cuadros, entregó por su cuenta, un vestido azul, en tela de plata, para la Santísima Virgen, (podría ser el manto actual que la imagen lleva puesto, cabe la leve posibilidad aunque remota), que cosió y arregló su señora, hermana de la Condesa de la Quintería. Fue presentado por su hijo, el Conde de la Quintería, Gentil hombre de Cámara, colocándolo a un lado del altar mayor de Santa María. Con tal motivo, se celebró una solemne fiesta religiosa, en la que el Sr. Conde entregó el manto al Presidente del Ayuntamiento, éste al Hermano Mayor, quien a su vez, dispuso que lo luciera la sagrada imagen en la procesión vespertina”.

“Al día siguiente, trece de Octubre, la Virgen, subió procesionalmente al Santuario, donde llegó hacia las seis de la tarde”.

Para concluir, y sobre el verdadero origen de éste manto unos capítulos más atrás, concretamente el veintiséis de éste interesante libro de Fray Arturo, en un inventario realizado por la Cofradía Matriz en su Santuario fechado en 1888 y refrendado por D. Pedro González Sánchez, secretario de la misma, en el apartado denominado “Ropas de la imagen”, encontramos:

“Un vestido de tisú, compuesto de tres piezas, con puntilla de plata. Otro ídem listado, azul y blanco, con ramos de plata. Otro de tela de plata, con ramos. Otro blanco con bordado de pedrería falsa y punta de plata. Otro de raso azul, bordado de seda, con vestido para el niño. Otro con fleco verde, otro blanco de sarga, con bordado de reales, al parecer de plata, donado por la Señora Marquesa de contadero. Otro de tela azul, con ramos puntas anchas de plata. Otro……….así sucesivamente hasta que nos encontramos con el que nos interesa en cuestión, dice así……”Otro completo de tisú de plata, en azul, donado por Dª Isabel de Borbón”, y sigue y sigue la lista dando fe al termino de la relación amén del citado inventario los señores: Teniente de Hermano Mayor y Diputados representantes de la Cofradía, Antonio Molina, Francisco Trigueros Ortiz, además del Rector entrante y Saliente, el día 19 de Enero de 1888.

He aquí la historia del manto actual que la sagrada imagen de Nuestra Sra de la Cabeza luce actualmente en estas fechas. Un saludo afectuoso de éste que os ha intentado describir y gracias al buen hacer de Fray Arturo Curiel Poza en su libro “Nuestra Sra de la Cabeza y sus Cofradías”, lo concerniente a éste manto y la historia que arrastra.

Quedad saludados en Dios y en su Santa Madre, Nuestra Sra de la Cabeza, Patrona de Andújar y de la Diócesis de Jaén. ROSA DE ORO.

Atentamente: Pablo Mondéjar.


Bibliografía consultada y base de éste trabajo:


-Curiel Poza, Fray Arturo, Nuestra Sra de la Cabeza y sus cofradías. 1995, Imprenta Reca, Marmolejo (Jaén), publicado por el Secretariado de Misiones Trinitarias.
-Fotografía del articulo: Fco Javier Gámez.

martes, 20 de julio de 2010

783 Aniversario de la Aparición.

Aún cuando resuenan en nuestra inmediata memoria, todas las vivencias que en su día tuvimos a bien vivir en las postrimerías del mes señero de Abril, con la más grande de las Romerías que tienen a bien celebrarse para mayor gloria de las Andalucías, llega en silencio y bajo la paz reinante en la Sierra morena de Andújar, una noche mágica en donde una vez más, renovaremos con alegría desmedida y gozo entusiasta, el voto de amor que en su día el afortunado Juan Alonso de Rivas, Pastor de Colomera, tributase a la Reina de los Cielos, a la mismísima Madre de Dios y Madre Nuestra, María Santísima, la cual eligió llamarse por éstos contornos……de la Cabeza.

Y serán banderas y estandartes, a cada cual más bello y estético, los que suban en santa peregrinación hasta la Cumbre Santa a postrarse de hinojos ante tal celestial Señora. Andújar recibirá a las puertas de su Santuario, a todas y cada una de sus hijas, aquéllas que bien saben llevar a gala, la pureza de una estirpe cofradiera, que vuelve a resurgir en la canícula agosteña, para rendir pleitesía a la que en su momento escogió entre un ramillete de oraciones y promesas, a aquéllos que en ésta noche la honramos desde la más humilde sencillez.

Peregrinos, devotos, curiosos y demás personas se entremezclarán en torno a la explanada y calzadas del Santuario, Basílica de nuestros amores, para que la Rosa de Oro de España asome sobre los hombros de sus hijos privilegiados, y salude a sus gentes, a su pueblo, pueblo amante que vendrá desde puntos insospechados, como buen rebaño, al encuentro de su celestial Pastora.

Brazos fuertes de fiscales de su hermandad Matriz la entronizarán en su templete de plata, el cual brillará más augusto y jalonado de realeza, cuando la lluvia de estrellas que el cielo tributará a la Virgen Morena, se haga presente y distraiga nuestras miradas inquietas al son mismo de los destellos que difuminaran un TE QUIERO en las oscuridades de nuestras almas.

Bajarás rauda por tu calzada mientras unos y otros se pugnaran por llevarte tan siquiera un momento, las hermandades “romperán” como ya dice la Salve andujareña por antonomasia del maestro Pedro José López, el aire por TI SEÑORA, a través de sus perpetuas banderas al viento, los estandartes brillarán con el oro y la plata más que nunca, más que el mismo sol, y serán más de sesenta las que precedan el trono y altar de la Señora, a sus pies, el azul mismo del cielo, recordando a ese Abril florido el cual se transformará en cerrada noche, para acoger bajo un manto de luceros a ese chocolatín divino, que tantas y tantas horas de nuestras vidas ocupa.

Recordad siempre que el prodigio sucede en Agosto, un once en la noche, María desciende desde su tabernáculo sobre brazos de ángeles personificados, cuatro ángeles que representan la fe de un pueblo, la custodia, la más añeja de las tradiciones, y para mí lo más importante de todo, con el cuarto, a su hermandad del alma, la que vive por y entorno a Ella, la que levantó en su día el primitivo edificio, la que lo custodio con la elegancia más distinguida hasta 1930, la que murió junto a sus hijas, en tiempos de Carlos III para volver a renacer de sus cenizas una y otra vez, hasta hoy, por los siglos de los siglos, MATRIZ de Virgen, de Andújar y de todas y cada una de sus bienaventuradas hermandades filiales.

La Virgen reinará de nuevo en ésta noche, su esplendor será la luz de un faro que alumbre un mar de encinares por toda la sierra, hasta perderse por las campiñas jienenses y las lomas labradas por laboriosos hombres, donde reposaran felices centenarios olivares.

La luz de los pueblos en la lejanía, serán luciérnagas que testigos del milagro y de la fe, se sentirán depositarias de un mismo sentir, cantares a María, promesas a una Reina, oraciones que tan sólo Ella sabrá y escuchará, cuando ya en la paz de la madrugada y a la vuelta de su celestial paseo nocturno, atienda con el divino morenito en su regazo, acunado y descansando, todas y cada una de las peticiones, mientras su Madre ofrecerá el fruto señero de ésta sierra a todos sus hijos, licor de paz, aroma de abril en una noche de agosto, sentir para vivir, rememorando caminos de ensueño, estrechos y hermosos como regalo mismo del cielo.

Vivámoslo con devoción, sencillez y entusiasmo verdadero.

Atentamente: PABLO MONDÉJAR.